La loba
- Humanísima
- 22 ago 2018
- 1 Min. de lectura

SOÑÉ que era loba, y cazaba para mi manada. Defendiendo mi territorio miraba, desconfiada. Luché con otros lobos, apreté las quijadas. Soñé que era loba,
DESPERTÉ, agotada. El puño cerrado, la garganta apretada, el agobio en el cuerpo, el alma cansada.
RECORDÉ, entonces, que soy hija bienamada. Mis debilidades, su ternura. Mis fortalezas, frutos de sus ramas.
SONREÍ, al recordarlo. Y mi alma, aliviada, abrazó a los míos, recibiendo aún más almas. Y trabajó entonces mi pequeña, pequeñísima alma, recordando cada día: Soy feliz bajo tus alas.
Clor. Agustina Ribicic
Commentaires