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Bert Hellinger, maestro.


Conocí el trabajo de Bert Hellinger en el 2002, gracias a una terapeuta que me regaló un libro suyo fotocopiado. Lo leí en un día, de un tirón. Lloré a lo largo de toda la lectura. Es como si Bert (para todos los facilitadores, es simplemente Bert) hubiera puesto en palabras lo que siempre había sentido en mi corazón: el niño ama, ama incondicionalmente a su clan. A costa inclusive de su propia vida, de su propia felicidad.

Su desarrollo de las constelaciones familiares me impactó, como a todos los que ingresamos en este mundo. Pero fue a lo largo de mis 16 años de profundización, práctica y estudio de las constelaciones familiares, que pude realmente sentir que éstas nos abren puertas a una dimensión mucho más profunda que la simple representación del drama familiar. Bert Hellinger busca, por todos los medios, que tomemos la vida y nos volvamos HUMANOS. Vibrantes y plenos. Aún con las luces y las sombras de nuestro origen familiar, aún con las miserias y alegrías de la vida misma.


Comparto, a continuación, una completa biografía de Bert Hellinger, maestro de maestros.


Biografía de Bert Hellinger (por Brigitte Champetier de Riebes)

Bert Hellinger considera a sus padres y a su niñez en casa como la primera y principal influencia en todo su trabajo. Una fe muy personal y una gran cultura alejó a toda su familia de las creencias del Nacional Socialismo. Debido a sus repetidas ausencias a las reuniones de la organización de Hitler para la juventud y su participación en una organización ilegal católica para la juventud, Bert Hellinger fue clasificado por la Gestapo como "Sospechoso de ser un enemigo del pueblo ". Su salvación de caer en manos de la Gestapo fue paradójicamente posible cuando fue reclutado por las fuerzas armadas. Con tan sólo 17 años, se hizo soldado, donde vivió la realidad del combate durante un año, luego fue prisionero de guerra en un campo americano de prisioneros en Bélgica.

La segunda influencia importante es que ya en su niñez con certeza deseaba ser sacerdote. A los 20 años, inmediatamente después de escapar del campo de prisionero, entró en una orden religiosa católica y empezó un nuevo y largo proceso de purificación silenciosa de cuerpo, mente y espíritu; estudiando, contemplando y meditando.

Sus 16 años en Sudáfrica como misionero entre los zulú también dejaron huellas profundas en su trabajo. Allí dirigió un gran internado donde enseñaba también y al mismo tiempo era el cura de una parroquia. Dice con satisfacción que el 13% de todos los negros sudafricanos, que asistían a la universidad en Sudáfrica en ese tiempo, habían sido estudiantes de esta escuela misionera. Aprendió la lengua zulú lo suficiente como para dar clases y dirigir la escuela. También cuenta divertidas anécdotas acerca de la cortesía y dignidad de los zulú como cuando dijo algo grosero sin saber lo que decía. Con el tiempo empezó a sentirse como en casa con ellos, hasta donde es posible para un europeo. El proceso de dejar una cultura para vivir en otra, formó sus conocimientos en la relatividad de muchos valores culturales.

En esos años Hellinger ya hizo notar su gran capacidad de percibir sistemas de relaciones interpersonales. Así llegó al enfoque de su trabajo posterior, al descubrimiento que a pesar de la diversidad cultural hay una gran concordancia en las experiencias profundamente humanas. Vio que muchos de los rituales zulú y sus costumbres tenían una estructura y una función similar a los elementos de la misa católica, señalando las experiencias comunes humanas, por eso logró integrar la música Zulu y su ritual dentro de la misa católica. De esos años quedó la comprensión de ideas fundamentales: “Hay diferentes maneras equivalentes de hacer las cosas”. y “Lo Sagrado es omnipresente”.

Otra influencia importante fue su participación en un curso inter-racial y ecuménico de dinámica de grupo, dirigido por Clérigos Anglicanos. Ellos trajeron de América una nueva forma de trabajar en grupos, la Dinámica de Grupo, que valoraba el dialogo, la fenomenología y las experiencias individuales humanas.

Bert Hellinger experimentó por primera vez una nueva dimensión de cómo cuidar de las almas. Cuenta como uno de los instructores le preguntó en el grupo, "¿Qué es más importante para ti, tus ideales o la gente? ¿Cuál sacrificarías?" Hellinger pasó la noche sin dormir, debido a la profundidad de la pregunta. Hoy dice, "Le estoy muy agradecido por haberme hecho esa pregunta. De alguna forma esta pregunta cambió mi vida. Pues esa orientación fundamental hacia los hombres ha dirigido todo mi trabajo desde entonces. Una excelente pregunta digna de todo."

Su decisión de dejar la orden religiosa después de 25 años fue en común y amistoso acuerdo. Describe cómo gradualmente se dio cuenta de que ser sacerdote no era la expresión más apropiada para su crecimiento interno. Volvió a Alemania y empezó su formación psicoanalítica en Viena, conoció a su primera esposa, Herta.

El Psicoanálisis fue entonces otra influencia importante. Asi como lo hacía con todo, se metió de lleno en su estudio psicoanalítico, leyendo la obra completa de Freud y mucha literatura relevante. Pero cuando su instructor le dio una copia de Janov's Primal Scream se dio cuenta de que un libro no era suficiente y que quería saber más de esto, no le bastó sólo leerlo, sino que también quería llegar más lejos. Visitó a Janov en los Estados Unidos, y luego terminó un entrenamiento completo. La comunidad psicoanalítica en Viena estuvo menos entusiasmada con respecto a esta manera de incluir una terapia con enfoque corporal que él había aprendido, y de nuevo se preguntó: ¿Qué es más importante, lealtad a un grupo o el amor a la verdad o a la pregunta? El amor a preguntar con libertad ganó, y una separación del Psicoanálisis se hizo inevitable, no obstante, se calificó más tarde para entrar en un instituto diferente. Su habilidad en la psicoterapia con enfoque corporal le recordó de una u otra manera que debía permanecer como un elemento esencial en su largo trabajo que después de su asociación con Janov empezó a dar frutos.

Así muchas escuelas terapéuticas tuvieron una gran influencia en su trabajo. Entre ellas se puede contar la orientación fenomenológica de la Dinámica de Grupo de los anglicanos, la necesidad fundamental de los seres humanos de alinearse con las fuerzas de la naturaleza que aprendió de los anglicanos y de los zulú en Sudáfrica; el Psicoanálisis que aprendió en Viena, y el trabajo del cuerpo que aprendió en América.

Desarrolló un interés especial por la Terapia Gestalt a través de Ruth Cohen y Hilaron Perzold. Conoció a Fanita English durante este periodo, y a través de ella y con el trabajo de Eric Berne, se introdujo en el Análisis Transaccional. Junto con su esposa Herta, integró lo que él ya había aprendido de la Dinámica de Grupo y el Psicoanálisis con la Terapia Gestalt, Terapia Primal y Análisis Transaccional. Su trabajo con el análisis de «guiones» le permitió descubrir que algunos de esos guiones pasan de generación en generación y se manifiestan en las familias. Las dinámicas de identificación también se hicieron más notables durante este periodo. El libro de Ivan Boszormenyi-Nagy - Invisible Bonds (Vínculos Invisibles), su reconocimiento de las lealtades ocultas y su necesidad de mantener un equilibrio entre dar y tomar en familias, también han sido importantes.

Se capacitó en Terapia Familiar con Ruth McClendon y Leslie Kadis. Ahí fue donde por primera vez conoció las constelaciones familiares. "Yo estaba muy impresionado por su trabajo, pero no podía entenderlo. Sin embargo, decidí que yo quería trabajar sistémicamente. Después empecé a pensar en el trabajo que había estado haciendo y me dije, también es bueno. No voy a renunciar a eso antes de que realmente haya entendido la Terapia Sistémica Familiar. Asi que seguí haciendo lo que había hecho. Un año después pensé de nuevo en eso, y me sorprendí de descubrir que estaba trabajando ya de una manera sistémica."

Tiene una capacidad natural de lanzarse a situaciones totalmente nuevas, y de sumergirse en ellas, además de eso aprendió que cuando algo ya lo tiene dominado, tiene que entrar en otras cosas. Ciertamente tiene sus experiencias tempranas, pero no se fija en nada sin verificación empírica. Esa es la única protección ante la seducción de falsas autoridades. Su insistencia en ver lo que realmente es, es lo opuesto a aceptar ciegamente lo que se nos ha dicho, combinado con la constante lealtad y confianza en su propia alma; todo esto es el fundamento en la construcción de este gran trabajo.

Su compañero filosófico en este largo camino ha sido Martin Heidegger: la búsqueda profunda de Heidegger por las verdaderas palabras que resuenan en el alma, tiene su correspondencia cuando los clientes tienen que decir frases en las constelaciones que anuncian el cambió para algo mejor, señalando el flujo renovado del amor.


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